Psiquiatría y Holocausto : Vida y Muerte en los campos de concentración y exterminio (página 2)
Un Tribunal austríaco condenó el 20 de
febrero 2006 al historiador británico David Irving a tres
años de prisión por negar el holocausto y
la política
de exterminio nazi durante la IIª Guerra
Mundial, un revisionista histórico que expone sus tesis medio
siglo después y contrariamente a la evidencia
histórica del asesinato sistemático del pueblo
judio europeo entre 1939-45. Asimismo, las acusaciones vertidas
por Daniel Goldhagen desde hace una década incurren en
similar negación de la persecución
ideológica que sufrió la Iglesia
Católica en Europa durante la
IIª Guerra Mundial,
hasta el extremo de afirmar que también es co-responsable
de los crimenes cometidos, cuando en realidad los obispos
alemanes y los familiares de las víctimas no escatimaron
esfuerzos en denunciar desde su inicio el genocidio en los
hospitales psiquiátricos de Alemania.
Cabe recordar "La Rosa Blanca", grupo de
resistencia
contra el nazismo que
utilizó su mejor arma, la palabra, para intentar abrir los
ojos a la sociedad
alemana sobre la barbarie del régimen nacionalsocialista;
en seis octavillas lo denunciaban claramente, tomando posiciones
contra las deportaciones de los judíos.
Tres de ellos fueron decapitados el 22 de febrero de 1943 en la
cárcel de Munich; otros dos fueron ejecutados el 13 de
julio del mismo año; el último de ellos, el 12 de
octubre. De los seis, cinco eran jóvenes estudiantes, de
entre 20 y 25 años, y el sexto, uno de sus profesores.
Mons. Helmut Moll, de la archidiócesis de Colonia,
consultor teológico en la Congregación para las
Causas de los Santos, señaló: "Si tuviera que
proponer para la JMJ – Jornada Mundial de la Juventud de
Colonia del 2005 un modelo de
santidad, elegiría a los jóvenes de la "Rosa
Blanca", estudiantes ortodoxos, protestantes y católicos
de Munich que en 1942 lucharon para defender ante el nazismo la
dignidad del
hombre y de la
religión"
(…) "Eran jóvenes ricos en fe, con una profunda
visión ecuménica…".
A la historia del grupo de
estudiantes que fueron condenados a muerte por su
oposición al régimen nacionalsocialista, hay que
unir las personas que denunciaron los horrores del régimen
de Hitler en la
propia Alemania nazi, como el pastor protestante Dietrich
Bonhoeffer, y Monseñor Clemens August von Galen,
Obispo de Münster, más conocido como el "León
de Münster", por la manera en que alzó su voz contra
Hitler, que el 3 de abril de 1941, denunciaría los
asesinatos sistemáticos cometidos en los hospitales
psiquiátricos, revelando detalles sobre la manera en que
eran asesinados los enfermos en casas especialmente preparadas
para ello y la forma en que se comunicaban noticias
falsas a sus seres queridos sobre su fallecimiento.
El obispo condenó con fuerza estos
hechos, definiéndolos como auténticos delitos, y
pidiendo que se castigara a sus responsables. La falta de
respeto por la
vida humana que denunció, llevaría a la
eliminación física de todas las
personas consideradas discapacitadas para el trabajo,
como los enfermos graves, los ancianos, los soldados heridos que
regresaban del frente; etc …
Esta denuncia fue también secundada por los
Obispos de Fulda y Limburg. Las homilías causaron una
profunda conmoción entre la población civil y entre los soldados
alemanes que combatían en el frente. Los jefes nazis
reaccionaron con violencia:
algunos pidieron incluso que Monseñor von Galen fuera
ahorcado, acusado de alta traición. Sin embargo, para no
crear malestar entre la población civil de esa importante
región ni entre los numerosos soldados católicos,
Hitler decidió emitir una orden suya el mismo 3 de agosto
de 1941 para bloquear oficialmente la ejecución del
programa de
eutanasia,
aunque continuó de forma clandestina.
Hasta entonces, entre enero de 1940 y agosto de 1941, el
programa había causado ya unos cien mil muertos entre los
internos de establecimientos psiquiátricos alemanes; el
número de víctimas correspondía
aproximadamente al objetivo
fijado por los organizadores en 1939: uno de cada diez pacientes
de hospitales psiquiátricos debía ser "eliminado
por la acción". En los años sucesivos, y
por orden oficiosa de Hitler, se siguió aplicando a unos
30.000 pacientes más y aunque en algunas situaciones
particulares el programa oficial no se reanudó
permaneciendo cerrados algunos sanatorios, continuó de
forma encubierta en la mayoría de sus operaciones. El
Obispo de Münster, Monseñor von Galen, por sus
esfuerzos a favor de la población civil alemana y
judía fue nombrado Cardenal por el estado
Vaticano, y recientemente fue beatificado el 9 de octubre de 2005
por el Papa Benedicto XVI.
Asimismo, cabe señalar que fue a partir del 24 de
agosto de 1941, que Adolf Hitler
decidió continuar con el programa de eutanasia que se
había iniciado con la acción T4 (el lugar de la
central, situada en el número 4 de la calle Tierganten de
Berlín) y clave 14 f 13 por orden del Führer a 1 de
septiembre de 1939, de modo que se aplicaran ejecuciones en masa
en los campos de concentración y exterminio.
Se puede encontrar en detalle las operaciones en las
estaciones de eutanasia (o centros de exterminio) con fecha 1 de
septiembre de 1941 en el sumario T 1021, Rollo 18 del Tribunal de
Nuremberg.
I. Los
hospitales psiquiátricos y la eutanasia en el IIIer. Reich
(1939 – 45).
La eutanasia se debe condenar sin reservas porque es
un asesinato, es la psicopatía de una
civilización amenazada por si misma … Psicopatía
(psykhé: alma, que da
vida, …; pathos: enfermedad, …) : transtorno de la
afectividad, confusión entre el bien y el mal,
…
Sumario.
El 30 de enero de 1933, el Presidente Hindenburg nombra
a Adolf Hitler, líder
del NSDAP, Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei
(Partido Obrero Alemán Nacional Socialista) Primer
Ministro (en alemán: Canciller del Reich) de Alemania, en
coalición con el Partido Católico de centro, hecho
de una envergadura política y trascendencia social en el
futuro de Europa que conducirá a la extendida
concepción sobre la implicación de la Iglesia
Católica en la subida al poder del
movimiento
nacionalsocialista en Alemania y su posterior desarrollo del
régimen nazi, cuando en realidad meses después y
sin utilizar los medios
democráticos que habían permitido la subida al
poder del partido nacionalsocialista se produce un golpe de
estado interno
en la conocida "noche de los cuchillos largos" (1934) en que se
depuraron todos los mandos del sector izquierdista de las tropas
de asalto o SA, hecho de gran significación
política que es la que realmente explica el posterior
desarrollo ya sin oposiciones del aparato ideológico
interno que permitirá instaurar el régimen del
terror en Alemania y al que se opone la Iglesia Católica
de forma tajante y concreta.
Sin embargo, es la situación previa la que se
debe examinar para explicar lo sucedido en etapas precedentes,
tomando como punto de partida y factor detonante la
publicación tras la Iª Guerra Mundial de la monografía del jurista, Karl Binding, y el
psiquiatra, Alfred Hoche; "Die Freigabe der Vernichtung
lebensunwerten Lebens" (La liberación de una vida sin
valor mediante
la aniquilación) , 1920, sobre la muerte dada
intencionalmente, reputada por medio de técnicas
médicas, y que adoptaría la cúpula de la
cancillería como principio rector desde el momento de la
proclamación del IIIer. Reich (1933-45) que con la llegada
del nazismo al poder, desencadenaría en Alemania un
debate
público sobre la eutanasia; es en la revista
"Ethik" donde sus partidarios, se refieren frecuentemente a la
"Tötung" de Karl Binding (1841-1920) y Alfred Hoche
(1865-1943). El mismo Dr. Hoche hasta 1943 en que se suicida
interviene activa y personalmente en el debate seguido de cerca
por la
Administración y el Estado nazi.
Klaudia Schank y Michel Schooyans, traductores del alemán
del dossier Binding-Hoche (Éditions Le Sarment, 2002.
Paris) señalan que la exigencia era liberalizar la
destrucción de una vida indigna de ser vivida. Podemos
afirmar sin lugar a dudas que ambos autores prepararon a los
burócratas, a los médicos y psiquiatras no
solamente para la aceptación, sino también para la
ejecución de las muertes en masa a partir de 1939, e
incluso antes, sin la intervención de la iglesia
católica alemana que a través de sus obispos de
Münster, Fulda y Limburg se mostraría contraria a los
crimenes documentados en los informes del
Tribunal Militar de Nuremberg y procesos
posteriores, en los que insistimos no aparecen acusados o
inculpados en ninguno de sus casos altos responsables
eclesiásticos.
Por ello, partimos de los informes del Dr. Alexander Mitscherlich
y los procesos de Nuremberg, que fueron objeto de censura por los
gremios médicos de Alemania durante más de una
década, es decir, de su análisis sobre los fundamentos del comportamiento
colectivo que condujeron en la práctica a la planificación de crimenes en los hospitales
psiquiátricos, a la eutanasia y los campos de
concentración y exterminio.
También partimos de las importantes tesis
contrarias a Daniel Goldhagen, y que han sido defendidas durante
décadas por el profesor
emérito en Ciencias
Políticas por la Univ. de Vermont (EE.UU.),
fundador de la Cátedra de Estudios sobre el Holocausto,
Raul Hilberg, autor del libro "La
destrucción de los judíos europeos" (Yale, 1961),
que apareció publicado inmediatamente al libro "Medicina sin
Humanidad" del Dr. Alexander Mitscherlich (Frankfurt, 1960);
coincidiendo ambos en el tiempo con el
procesamiento del organizador del holocausto, Adolf Eichmann,
entre los nazis mas célebres (cuya captura se debe a las
investigaciones de Simón Wiesenthal),
secuestrado en Argentina en mayo 1960 por los servicios
secretos israelíes
del Mossad y luego juzgado en Israel.
Introducción.
Desde los primeros años del régimen nazi
circularon en Alemania rumores que afirmaban la existencia de
planes de exterminio sistemático de la población
"poco productiva". En octubre de 1939, en plena campaña de
inicio de la IIª Guerra Mundial, Hitler ordenó las
"matanzas de misericordia" de los enfermos y minusválidos;
así se pasó de la esterilización compulsiva
de discapacitados cuyos males se consideraban hereditarios
-enfermos mentales, pero también ciegos, sordos, un vasto
campo indefinido de "débiles mentales congénitos" y
de "asociales"- a su eliminación.
Durante el verano de 1939, el médico privado de
Adolf Hitler, Theo Morell –desde 1936 hasta su suicidio en
1945-, había redactado un informe en el
mismo sentido, basándose en una encuesta
realizada a principio de los años de la década de
1920 entre los padres de niños
con discapacidades importantes, y que concluía que la
mayoría de ellos aceptaban que "la vida de su hijo se
abreviara sin sufrimiento". Algunos decían incluso
preferir no decidir ellos mismos la suerte de su hijo: más
valía que un médico tomara las decisiones
necesarias. A partir de lo cual Morell preconizó, en caso
de eutanasia, la renuncia al consentimiento explícito de
la familia, el
mayor disimulo posible del asesinato del enfermo y, en
términos más generales, la utilización del
"prefiero-no-saberlo". Las víctimas fueron pues
rápidamente transferidas de un establecimiento a otro, con
el fin de hacer más difíciles las búsquedas
de allegados inquietos, y luego siendo asesinadas en los centros
de ejecución. Las familias recibían entonces el
anuncio del deceso, imputado a una causa inventada, así
como se efectuaba la incineración del difunto para evitar
posibles exhumaciones y autopsias que inculparan a sus
ejecutores. Pese a estas precauciones, el secreto del asesinato
de los enfermos se divulgó, en especial entre el personal de los
asilos y en los alrededores de los lugares de
ejecución.
Asimismo el Dr. Morell explicaba: "50.000 retardados
mentales que cuestan (al Estado) 2.000 marcos por año,
unos 100 millones anuales, al 5 por ciento de interés,
esa suma implica una reserva de capital de 200
millones. Algo debe significar esto para quienes han perdido el
sentido de los números por el periodo de
inflación".
Bajo el código
"Aktion T4", el programa de eutanasia diseñado para
eliminar "vida indigna de vivir" se concentró en los
recién nacidos y niños muy jóvenes; este
asesinato masivo fue encubierto administrativamente y decretado
secreto de Estado. Los médicos y comadronas fueron
obligados a registrar a los niños hasta los tres
años de edad que tuvieran síntomas de
retardación mental, deformaciones físicas, u otros
síntomas incluidos en un cuestionario
del Ministerio de Salud.
Las decisiones sobre si un niño se consideraba
digno de vivir, se hicieron por tres expertos médicos
solamente en base a los cuestionarios rellenados. Ni se llevaron
a cabo exámenes, ni se consultaron las historias
clínicas. Cada uno de los expertos puso el símbolo
"+" en color rojo, o el
símbolo "-" en color azul en un formulario especial en la
categoría denominada "tratamiento". El "+" rojo
significaba la decisión de matar al niño, el "-"
azul votaba en favor de dejarlo vivir. Con tres símbolos "+" rojos acumulados se
tomó la decisión en favor de la eutanasia. El
niño en cuestión era trasladado a un 'Departamento
Especial de Niños', donde lo mataban por inyección
tóxica o por inanición gradual. Las decisiones de
los expertos se tuvieron que tomar de forma unánime. En
los casos de falta de unanimidad se postergaba la decisión
de matar al niño hasta llegar a una posterior
decisión unánime que siempre llegaba.
Rápidamente, el programa nazi de eutanasia
empezó a incluir entre las primeras víctimas, a
niños de hasta tres años que tuvieran
síntomas de retardación mental o deformaciones
físicas. Pronto incluyó a minusválidos
adultos. Más tarde el Ministerio de Salud
distribuyó cuestionarios en hospitales e instituciones
para aplicar la eutanasia a los enfermos crónicos. Se
indicaron los pacientes sufriendo bajo esquizofrenia,
epilepsia, demencia senil, parálisis, enfermedades
sifilíticas, retardación, encefalitis, u otras
condiciones neurológicas. También se
extendió a los mentalmente criminales, o los que no
disponían de nacionalidad
alemana o de sangre alemana,
que incluían judíos, negros, y gitanos.
Asimismo, se aplicó a todos los enfermos que
permanecieran más de cinco años en hospitales o
instituciones psiquiátricas. Muchos hogares para la
tercera edad fueron vaciados, otros ancianos y discapacitados
fueron sencillamente sacados de sus casas y asesinados. Hitler
aprobó un programa de eutanasia cuidadosamente preparado
por los científicos nazis. La Universidad de
Freiburg había publicado "El permiso para destruir la vida
indigna", donde se defendía a los pacientes que
"pedían ayuda de muerte", presentando la eutanasia como
una solución compasiva a un problema doloroso. El
ministerio nazi de Justicia
definió el proyecto "como lo
que haría posible para los médicos acabar con las
torturas de pacientes incurables, en los intereses de verdadera
humanidad". Y, sobre todo, "el dinero
previamente consagrado al cuidado de la vida sin sentido,
redundaría en personas alemanas, y ya no se tiraría
con el inválido, el incurable y aquellos en el umbral de
la vejez".
Un total de seis centros de matanza se establecieron en
centros de tortura y asesinato, entre ellos la más
conocida clínica psiquiátrica de Hadamar. Un
miembro del SS, el Kommissar Christian Wirth y apodado "El
Christian Salvaje", lideró el programa de
eutanasia.
En el estado de Brandenburg una antigua prisión
fue convertida en un centro de matanzas, donde los primeros
gaseamientos nazis se experimentaron. Las cámaras de
gas se
camuflaron de duchas públicas. En realidad fueron
cámaras herméticamente selladas, conectadas a
cilindros de monóxido de carbono. En
general, los pacientes se tranquilizaron antes de desnudarlos y
llevarlos a las cámaras de gas. En cada uno de los centros
de matanza había un crematorio para incinerar los
cadáveres. A las familias de los muertos se les informaba
falsamente de la causa de la defunción del paciente, es
decir, su deceso por una enfermedad letal, como ataque al
corazón
o pneumonia. Pero el porcentaje elevado de los casos de muerte
entre los minusválidos y los humos pestilentes y
claramente visibles encima de los centros de matanza o mataderos
de seres humanos evocó sospecha y espanto entre la
población local. Se dice que los niños de las
poblaciones aledañas de Hadamar saludaban a los
"pacientes" nuevos en la estación de autocares con frases
como "¡Aquí hay unos más para
gasearlos!".
En 1941, en la Alemania nazi, la eutanasia se
convirtió simplemente en "una rutina del hospital
normal".
Por otra parte, desde 1933 los nazis empiezan a
establecer campos de concentración en territorio
alemán: Dachau cerca de Munich, seguido por Buchenwald
cerca de Weimar, Sachsenhausen cerca de Berlín, y
Ravensbrück para mujeres. Aunque en todos los campos de
concentración que se convertirán en verdaderos
centros de exterminación se hayan cometido atrocidades
increíbles, el nombre de un lugar se ha quedado en
la memoria de
la gente de manera especial: Auschwitz, en el pueblo polaco de
Oswiecim.
Los nazis utilizaban insignias triangulares para
identificar a los reclusos de los campos de concentración.
Los colores y los
significados fueron los siguientes: Amarillo (judío),
Marrón (gitano), Violeta (testigo de Jehová),
Rosado (homosexual), Verde (criminal habitual), Rojo (prisionero
político), Negro (antisocial), Azul (emigrante); la
categoría "antisocial" incluía a prostitutas,
vagabundos, asesinos, ladrones, lesbianas, y los que
habían violado las leyes que
prohibían las relaciones
sexuales entre arios y judíos.
Los expertos en eutanasia, que antes elegían los
pacientes a ser eliminados, desplazaron su actividad hacia otros
grupos de
víctimas: a partir de la primavera de 1941, seleccionaron
prisioneros de los campos de concentración -sobre todo
minusválidos y judíos- para ser llevados a las
cámara de gas. Más adelante, los asesinos del
"Aktion T4" operaron en los centros de exterminio de Belzec,
Sobibor y Treblinka, cuyos comandantes sacaron provecho de su
experiencia en materia de
utilización de las cámaras de gas para el genocidio
judío. Aparte de sus conocimientos prácticos y
organizativos, los "T4" transfirieron de la eutanasia a la
"solución final" su experiencia en el manejo de la
opinión
pública.
La liquidación de los enfermos mentales, en
primera instancia, enseñó al régimen nazi
algo esencial: ese genocidio no había quebrantado
esencialmente la lealtad de la población. Por otra parte,
las estructuras y
el personal que había pasado la "prueba" del asesinato de
los minusválidos participaron acto seguido del
"holocausto" judío.
Las corrientes historicistas que han estudiado el
holocausto contrastan desde puntos de vista enfrentados el
periodo en que se organizó y desarrolló el
genocidio de los judíos, con independencia
de los revisionistas que niegan toda evidencia histórica
de la existencia de una política dirigida a la
exterminación total del pueblo judío en Europa
durante el IIIer. Reich (1933-45), los intencionalistas, se
reafirman en la idea de que el genocidio estaba presente en el
programa político de Adolf Hitler, desde la
publicación de su libro "Mein Kampf" (Mi lucha) y que por
tanto tiene su origen en 1.919-20; y los funcionalistas,
sostienen que el genocidio se desarrolló en medio de la
pugna entre sectores de poder del sistema nazi que
abarca tres periodos claramente definidos, 1º. 1920-33;
2ª. 1933-39; 3ª. 1939-45. A continuación,
desarrollamos a partir de la bibliografía de Dominique
Natanson , "El Holocausto : un crimen contra la humanidad"
(Mémoire Juive et Education. Des textes, des
témoignages, des documents sur la Shoah. 2005, traducido
por Pilar Rivero y Fernando Hernández), los diferentes
enfoques que han analizado el holocausto a través de la
historia.
1. Los partidarios de David Irving y el revisionismo se
reafirman en la negación del genocidio judío y el
holocausto.
Paul Rassinier (1950) en respuesta a las afirmaciones
sobre la existencia de cámaras de gas será apoyado
por la extrema derecha, dando inicio a los primeros revisionismos
históricos que tienen en común la absolución
del régimen nazi, que traslucen en su abrumadora
mayoría y hacen patente con absoluta impunidad la
negación del horror sobre el exterminio judío y su
especificidad, y ponen en evidencia el transtorno mental que
sufren aquellas personas que se atreven a atestiguar la realidad
del holocausto sin poner en duda su veracidad.
La falta de conciencia y
penitencia de los historiadores revisionistas constata una vez
más la anestesia moral ante las
atrocidades cometidas, como es el caso del lingüista Noam
Chomsky o del filósofo Jean Beaufret, que asumieron la
defensa de Robert Faurisson y de otros revisionistas posteriores,
que evidenciaron la incapacidad de la sociedad para juzgar los
crímenes contra la humanidad que aniquilaron entre cinco y
seis millones de seres humanos ("Les redresseurs de morts",
Nadine Fresco. Les Temps Modernes, 1980; L´Avenir
d´une negation, Alain Finkielkraut. Editions du Seuil,
1982; …).
2. Los historiadores como Daniel Goldhagen y el
intencionalismo, exponen que el surgimiento de la
solución final del problema judío tiene origen en
la retórica de Adolf Hitler que en diferentes periodos
entre 1933-45, pone de manifiesto en sus discursos una
linea de pensamiento
dirigida a la aniquilación del judaismo
europeo.
Adolf Hitler es considerado por los intencionalistas como el
único artífice y estratega con autoridad que
determinó el curso de la solución final, el
Fürher abonó el terreno para el exterminio masivo en
septiembre de 1.939, durante la invasión de Polonia. La
aniquilación de los judíos y la guerra en europa
proporcionaron a Adolf Hitler la cobertura necesaria para cometer
los asesinatos en masa sin reglas de moral o códigos de
ética.
Asimismo, desde septiembre de 1.939 se desarrolló una
guerra de conquista por el control de
materias primas y la construcción del IIIer. Reich; con una
confrontación decisiva contra los judíos y los
pueblos europeos que eran una amenaza para la consecución
de sus planes.
El exterminio en masa a escala europea, a
mediados de 1.941, es la confirmación que deriva de las
ideas de Adolf Hitler sobre los judíos que había
expresado en 1919-20 en su libro "Mein Kampf", ideario y programa
político dirigido a la aniquilación de los enemigos
de Alemania tras la repartición de la Iª Guerra
Mundial. De este modo, formulados los planes y logrados sus
objetivos
ideológicos, se inició la destrucción de los
judíos europeos.
Tomando la expresión del historiador británico Tim
Mason, Chistopher Browning fue el primero en calificar de
intencionalista esta interpretación que pone el acento sobre el
papel desarrollado por Adolf Hitler en la puesta en
ejecución del principal objetivo de exterminio masivo
(Michael Marrus: L´Holocauste dans l´Histoire. Eshel,
1990).
3. Los historiadores como Raul Hilberg y los
funcionalistas, enfrentados a la corriente revisionista e
intencionalista, marcan la evolución de los objetivos nazis, en el
compás de espera de los acontecimientos de la
política alemana que se suceden desde la subida al poder
de Adolf Hitler en 1933 hasta su suicidio en 1945, en función de
las transformaciones sociales, políticas,
económicas del país, y el desarrollo de sus
mecanismos internos durante el IIIer Reich que propiciaron la
persecución ideológica contra los judíos y
posteriormente su destrucción.
El enfoque funcionalista de Martin Broszat, Hans Mommsen y otros
ponen en cuestión la idea de que la evolución del
IIIer Reich fuera el resultado de la aplicación de un
plan
preestablecido en "Mein Kampf", enunciado y preparado con
minuciosidad durante el periodo previo a la toma del poder, en
1933. Por esta razón, rechazan de hecho que el programa
hubiera podido imponerse sin causar estragos en la sociedad
alemana, con amplios sectores contrarios a los planes que se
fueron sucediendo y que simultáneamente fueron siendo
apartados del poder o aniquilados como en "la noche de los
cuchillos largos" (1934).
El postulado de base de los intencionalistas que
sostiene que Adolf Hitler fue el factor determinante del sistema
criminal puesto en funcionamiento por los nazis, a través
del uso de la violencia y la imposición de su autoridad,
que arranca de un hilo conductor desde 1919-20 y que alcanza su
apogeo entre 1933-45, se enfrenta a las tesis defendidas por los
partidarios del enfoque funcionalista que retoman y desarrollan
una idea sugerida en 1942 por el sociólogo exiliado Franz
Neumann, y que apunta a la idea de que lejos de conformar un
bloque, el régimen nazi estaba sometido a fuerzas
políticas que constituían su especificidad.
El aparato burocrático del partido nacionalsocialista, sus
organizaciones
profesionales y culturales, el ejército y las fuerzas
armadas, el potencial económico de las empresas alemanas
se unieron para constituir la
organización de una sociedad que escapaba al control
del estado.
La interpretación funcionalista por una parte, afirma que
el sistema nazi se construyó sobre la dinámica del movimiento nacionalsocialista
y que la solución final no puede ser el punto de arranque
de un análisis retrospectivo como así ocurre en la
corriente intencionalista, es necesario un examen del IIIer.
Reich sujeto a los cambios que se suceden producidos durante la
historia que se trata precisamente de analizar.
El nacionalsocialismo además de un sistema rígido y
hermético, experimentó la anarquía militar
hasta la culminación del intento de asesinato del
Fürher; en transformación permanente y con el
revulsivo de fuertes rivalidades entre las diversas fuentes de
poder, la función principal de Adolf Hitler, era la de
garantizar el sistema.
En conclusión, la voluntad personal de Adolf Hitler era un
factor menos determinante que el cargo que desempeñaba
como Führer, apoyado en un aparato de propaganda con
el objetivo de movilizar a los diferentes estratos nacionales y
sociales mediante el terror, la persuasión y la
exclusión para legitimar un régimen cuyos
mecanismos internos escapaban a sus dirigentes.
Los historiadores de la corriente funcionalista se han mostrado
con lógica
y coherencia para estudiar la génesis de la
solución final, convirtiendo este enfoque en el más
apropiado para explicar los procesos de decisión y los
complejos sistemas de
aplicación en la disyuntiva sobre la exterminación
del pueblo judío.
El papel desempeñado por Adolf Hitler se debe examinar en
función de otras instancias de decisión centrales o
locales, que determinaron la influencia decisiva de su
política entre 1933-45.
El factor determinante una vez efectuada la deportación y
la concentración a gran escala de las poblaciones
judías del este, y en particular de los judíos
polacos, los responsables nazis, especialmente los de la Polonia
ocupada, se encontraron ante una situación que la
invasión de la URSS, agravó en junio de 1.941, y
que el avance de las tropas alemanas en el frente oriental
volvió aún más crítica.
La decisión de exterminar en masa a los judíos,
sería el resultado de una conjunción de factores:
el discurso
ideológico de Adolf Hitler desde 1919-20, las divergencias
de los aparatos burocráticos que permiten alcanzar el
poder al nacionalsocialismo en 1933, las pujanzas radicales
resultantes que provocan la eclosión de la IIª Guerra
Mundial en 1939, y la anarquía militar en una
situación que escaparía a su control y
llegaría a su fin en 1945 (Henry Rousso, prefacio a
Norbert Frei, L´Etat hitlerien et la société
allemande. Le Seuil, 1994) cuando se suicida Adolf Hitler en el
bunker de Berlin ante la inminente derrota de las tropas
alemanas.
En conclusión, siempre hay un cronista, incluso en los
tiempos de oscuridad, y si el periodo más oscuro de la
historia reciente es el que vió el auge y caída del
IIIer Reich alemán, su cronista tiene el nombre de Viktor
Klemperer que en su libro autobiográfico expone a
través de un glosario de
términos la concepción del lenguaje del
IIIer. Reich, que junto al enfoque funcional de Raul Hilberg
(enfrentado a la corriente intencional de Daniel Goldhagen y
revisionista de David Irving), tiene su traducción en la Tötung de
Binding-Hoche, una de las explicaciones de la "anestesia moral"
que diagnóstico Víctor von
Weizsäcker en los inculpados durante los procesos de
Nuremberg que fue determinante en el pueblo alemán durante
el IIIer. Reich (1933 – 45) y que podemos afirmar sin lugar a
dudas que arranca de la monografía
publicada por ambos autores en 1920 y constituyó el
principio rector de la Cancillería del Führer a
partir de 1933.
Se trata pues de una alteración psicológica
individual que tiene su origen en el debate sobre la
concepción de la eutanasia o el asesinato por medio de
técnicas médicas, que arranca en 1920 con la
Tötung de Binding-Hoche y que adquiere carácter de delirio colectivo a partir de
1933 cuando se instaura en la ética del poder y a
través de su acción política ejerce
influencia sobre las masas sociales que incorporan de forma
paulatina el discurso de sus líderes políticos
sobre la necesidad de destrucción hasta la eclosión
de la IIª Guerra Mundial en 1939, existe pues una
intención genocida inicial que llega a tener su fuerza, su
lógica y su inevitabilidad por medio de un proceso social
en el que juega un papel fundamental por supuesto el lenguaje de
los verdugos con un salto cualitativo capital cuando la sociedad
en general asume como propia su función principal de
aniquilación, que durante la IIª Guerra Mundial no se
sentirá responsable de sus actos y se limitará al
deber de cumplir con las órdenes recibidas, y que
buscará el reconocimiento por su labor sin culpabilizarse
de las atrocidades cometidas, abonando el terreno para la
"anestesia moral" y la perpetración de uno de los mayores
crimenes contra la humanidad del siglo XX, citando al Dr.
Alexander Mitscherlich, la falta de sentimiento de culpa y
arrepentimiento tras de los sucesos acaecidos.
Los enfermos mentales y las
cámaras de gas.
1. Informe del Dr. Alexander Mitscherlich sobre los
procesos de Nuremberg.
En el Informe del Dr. Alexander Mitscherlich
sobre los procesos de Nuremberg se constata la
participación e intervención de grupos de
planificación de los crímenes (Alexander
Mitscherlich/Fred Mielke (eds.): Medizin ohne Menschlichkeit.
Dokumente des Nürnberger Ärzteprozesses, Frankfurt
1960, p. 19, 183 y 375), tal como constata Rainer Huhle en su
documento "Los Médicos Contra La Humanidad" aparecido en
el Seminario
Internacional: "Impunidad y sus Efectos en los Procesos
Democráticos" (Santiago de Chile, 14 de diciembre de
1996), 50 años después del holocausto
judío.
En su contexto histórico y gracias a la
iniciativa de Víctor von Weizsäcker, se fundó
la Psychomatischen Universitälsklink (clínica
universitaria de la Universidad de Heidelberg) en Alemania
Federal, bajo la dirección del Dr. Alexander Mitscherlich,
profesor y director de la misma y quien más tarde
sería conocido como autor de libros
importantes como "La incapacidad del duelo", "Los fundamentos del
comportamiento colectivo", etc … quien había recibido
poco tiempo antes y por parte de la Asociación de los
gremios médicos de Alemania el encargo de observar el
proceso de los médicos en Nuremberg. Luego, el Dr.
Alexander Mitscherlich, junto con su asistente, redactó un
informe amplio que entregó a la Asociación en cuyo
nombre había asistido a las sesiones del
juicio.
En sus escuetos comentarios, se mostró asombrado
por la dimensión de los hechos aberrantes que
habían sido cometidos por personas de alto rango y
prestigio sobre quienes nadie hubiera sospechado que hubieran
podido ser capaces de tales crímenes. Lo que aún le
asombraba más, era la falta de conciencia y de penitencia
después de los hechos.
El Tribunal Militar Internacional (TMI) desarrolló su
orden de sesiones entre el 18 de octubre de 1945 y el 1 de
octubre de 1946, y el primero de los 12 procesos posteriores fue
el juicio de doctores en Nuremberg, se desarrolló del 9 de
diciembre de 1946 al 20 de agosto de 1947, hasta en las
últimas ediciones de su documentación sobre el juicio penal
condenatorio de Nuremberg, no sólo los acusados, sino
también el mismo gremio profesional por cuyo mandato
había escrito su informe el Dr. Alexander Mitscherlich, en
la práctica lo desconoció. Ante la reticencia de
buena parte de los médicos asociados, y la negación
abierta de los terribles hechos revelados en el juicio por
algunos profesionales, la asociación silenció su
propio informe. Los 10.000 ejemplares impresos desaparecieron de
manera misteriosa.
Tal como él mismo afirmó : "En ninguna
parte se dió a conocer el libro, no hubo ninguna
reseña, ninguna carta de lector;
entre las personas que conocimos en los diez años
siguientes no hubo ni una que sabía del libro – era un
misterio, como si jamás se hubiera publicado el informe,"
esto lo escribió años más tarde él
mismo en la presentación de la primera edición
de bolsillo que finalmente, en 1960 llegó a un
público amplio.
Pero no fueron aquellos médicos que habían
mantenido intacta su conciencia humana y la vigencia de las
normas
éticas de su profesión, quienes dominaron el
discurso profesional después de la derrota del
nacionalsocialismo, ni mucho menos llegaron a posiciones claves
en sus gremios respectivos. Mientras fue callado el informe sobre
el proceso de Nuremberg – marcado de una búsqueda de
comprender lo que había pasado -, entre la gran
mayoría de los médicos reinaba un
compañerismo y un espíritu de cuerpo en que la
ética y la justicia no tenían lugar, y menos la
conciencia y la consideración de las víctimas.
La postura del Dr. Alexander Mitscherlich en su informe "Medicina
sin Humanidad" (Medizin ohne Menschlichkeit) aludiendo
precisamente a la medicina del IIIer. Reich, coincide con la
argumentación sobre la "anestesia moral" frente a los
sufrimientos de las víctimas de la eutanasía que
Víctor von Weizsäcker diagnosticó en 1947,
para los médicos que colaboraban con los nazis, y que
emplea cuando, enfrentado a comentar el juicio de Nuremberg
sostiene que en el banquillo de los acusados no se acoge a
personas sino a una forma de medicina que había olvidado y
ahogado la relevancia moral (y que se perpetuó
después de la guerra a través de la complicidad con
los culpables, inclusive con algunos criminales de primer
rango).
Al mismo tiempo que se ocultaba la verdad sobre la vergonzosa
participación activa de importantes miembros de la
profesión médica en los crímenes nazis, a
los pocos años de la fundación de la
República Federal de Alemania, varios médicos
involucrados con el régimen fascista y partícipes
de algunos de sus crímenes más atroces llegaron
nuevamente a puestos claves del sistema de salud y de sus
gremios. La negación de la verdad tuvo como consecuencia
inevitable el olvido y la impunidad.
En los años sesenta y setenta, y en buena parte bajo el
impacto del informe del Dr. Alexander Mitscherlich ya publicado,
una minoría de los profesionales médicos
tomó conciencia de la culpabilidad
de sus colegas y de la responsabilidad especial de su profesión, y
como resultado en la actualidad se dispone de una amplia
bibliografía de investigación sobre el rol de los
profesionales del sector salud durante el nazismo, por eso merece
destacar la obra "La destrucción de los judíos
europeos" de Raul Hilberg publicado por la Universidad de Yale
(USA) en 1961 porque es el primer ejemplo claro que rompió
con ese silencio, y después de decenas de miles de
publicaciones sobre la cuestión, es el libro de referencia
por excelencia. La bibliografía acumulada en los
últimos años sobre el tema es impresionante. Y no
quedaron solo en la investigación del pasado. Buscaron
sacar las enseñanzas de las culpas para el presente. La
memoria de las
atrocidades de los nazis fue un incentivo para enfrentar los
crímenes de la actualidad, no sólo para la
generación de los sobrevivientes. Y una nueva
generación de médicos, inspirada por personas
excepcionales de la vieja generación, Richter y otros, se
dedicó al estudio sistemático de la complicidad
médica con los crímenes nazis.
En definitiva, fue un comité de especialistas
médicos el que decidió sobre la técnica
más eficiente del asesinato: la cámara de gas, y lo
hicieron voluntariamente. Adolf Hitler, había asegurado
las acciones de la
campaña siniestra de "eutanasia" (Ernst Klee: "'Den Hahn
aufzudrehen war ja keine große Sache. Vergasungsärzte
während der NS-Zeit und danach", en: Dachauer Hefte 4,
München 1988, pág. 5) y los grupos de
planificación de los crímenes (Horst-Eberhard
Richter: Medizin und Gewissen, discurso de apertura en el
congreso : "Medizin und Gewissen", Nuremberg 25 de octubre, 1996,
p. 6 del manuscrito).
2.
Declaración del Dr. Konrad Morgen en el
TMI.
En los procesos de Nuremberg es especialmente
significativa la Declaración del Dr. Konrad Morgen
(19 de julio de 1946, SS (A) – 65 y 67), un oficial de las SS que
conoció muy bien la fase exterminadora del proceso de
destrucción; y por la que se deduce que las "estaciones de
eutanasia" fueron una prefiguración conceptual así
como tecnológica y administrativa de la "solución
final" en los campos de concentración y exterminio, lo que
se puede decir que demuestra con evidencias que
la monografía: "Die Freigabe der Vernichtung
lebensunwerten Lebens" (La liberación de una vida sin
valor mediante la aniquilación), 1920-22; de Karl Binding,
abogado, y Alfred Hoche, psiquiatra, publicada tras la sacudida
de la Iª Guerra Mundial se podía interpretar como una
sugerencia de destrucción.
Sin embargo, hay que considerar que no es hasta el estallido de
la IIª Guerra Mundial, que Adolf Hitler firma una orden en
la que otorgaba al jefe de la Cancillería del Führer,
Reichsleiter Bouhler (Orden de Hitler, 1 de septiembre de 1939,
PS-630) y a su propio médico personal, el Dr. Brandt,
competencias
… El acusado Karl Brandt testificó durante el juicio de
doctores en Nuremberg, constatando la intención de aplicar
la directiva sobre "estaciones de eutanasia" a los alemanes con
afecciones mentales en los hospitales psiquiátricos.
Según los informes, en el verano de 1941, Himmler
consultó con el médico jefe de las SS
(Reichsarzt-SS und Polizei), Gruppenführer Dr. Grawitz,
cuál sería la mejor forma de abordar la
operación de exterminación masiva, y Grawitz
aconsejó el uso de cámaras de gas … La organización administrativa de este
holocausto psiquiátrico estaba en manos de la
Cancillería del Führer, al mando de Bouhler. El hombre
encargado del programa era un subordinado de Bouhler, el
Reichsamtsleiter Brack … Para los aspectos técnicos del
proyecto, el Reichsamtsleiter se procuró los servicios del
Kriminalkommissar Wirth, jefe de la oficina de la
Policía Penal de Stuttgart … El examinador
psiquiátrico jefe de los sanatorios era un médico
de las SS, el profesor Werner Heyde. Cada estación de
eutanasia tenía su propio director
médico.
El término "holocausto psiquiátrico", lo
acuñó Peter Roger Breggin, "The Psychiatric
Holocaust" (1979), … Leo Alexander, "Medical Science under
Dictatorship", New England Journal of Medicine 24 (1949), pp.
39-47, ya llamó a las estaciones de eutanasia, "killing
centers" (centros de exterminio).
3. Expediente del
Dr. Horst Schumann sobre la acción T-4 y clave 14 f
13.
Transcribimos los datos
reseñados en la exposición
sobre "Auschwitz : objetivo final, el exterminio" organizada y
realizada de diciembre de 1994 a enero de 1995 en la Universidad
Johannes Kepler de Linz (su itinerario continuó en
más lugares como por ejemplo en Mauthausen, en el
monasterio de Seitenstetten, etc …) cuyo preámbulo fue
firmado y presentado por Simón Wiesenthal.
En el Expediente del Dr. Horst Schumann, el
Reichsamtsleiter Viktor Brack, el jefe de la oficina de la
acción T 4 (en la que se practicaba la eutanasia de los
enfermos mentales, los enfermos crónicos, los
judíos y los así llamados asociales) pidió
en 1939 al Dr. Horst Schumann que participara como médico
en esta acción de eutanasia, a lo que Schumann
accedió poco después. En enero de 1940 fue nombrado
jefe de la clínica de eutanasia de Grafeneck en
Wurtemberg; allí la eutanasia consistía en asesinar
a las personas mediante gases de
escape. En el verano de 1940 fue nombrado director de la
clínica Sonnenstein cerca de Pirna en Sajonia.
Después de que Hitler hubiera ordenado oficialmente la
aniquilación de los así llamados "enfermos
incurables", extendiéndola bajo el nombre en clave "14 f
13" también a los presos de los campos de
concentración, Schumann formó parte de las
comisiones de médicos que seleccionaban a los presos
incapacitados para trabajar así como a los presos
extremadamente débiles en los campos de
concentración de Auschwitz, Buchenwald, Dachau,
Flossenburg, Groß-Rosen, Mauthausen, Neuengamme y
Niederhangen, para ser transportados a las clínicas de
eutanasia, donde eran gaseados.
El 28 de julio de 1941 Schumann llegó por primera vez a
Auschwitz, donde seleccionó a 575 presos que fueron
transportados a la clínica de eutanasia de Sonnenstein
cerca de Pirna, donde fueron asesinados. A partir de agosto de
1941, las SS prosiguieron con su acción "14 f 13", ahora a
los presos enfermos se les inyectaba fenol directamente en el
corazón. Un año y medio más tarde, Schumann
volvió a Auschwitz para poner a prueba un método
"económico y rápido" en el mismo campo de
exterminio (las cámaras de gas y hornos crematorios),
…
4. Dossier de
Karl Binding y Alfred Hoche.
El "Dossier Binding-Hoche" sobre la obra del
jurista, Karl Binding, y el psiquiatra, Alfred Hoche; "Die
Freigabe der Vernichtung lebensunwerten Lebens", tuvo una
edición en 1920; y otra en 1922. El Dr. Binding,
nació en Francfort-an-Main (1841), fue profesor de derecho
y murió en 1920. El coautor, Dr. Hoche, nació en
Wildenhain (1865), fue profesor de psiquiatría, y se
suicidó en 1943.
Klaudia Schank y Michel Schooyans, traductores del alemán
del dossier Binding-Hoche como hemos señalado,
además de confirmar la exigencia de Binding y Hoche de
liberalizar la destrucción de una vida indigna de ser
vivida, apuntan también que se otorgaron el derecho de
juzgar el valor de un ser humano y de relativizar su
dignidad.
Según el jurista Binding, el hombre es el soberano de su
vida. De donde proviene la legitimación moral y jurídica del
suicidio, lo que, según Binding, conduce
lógicamente a la liberalización de la eutanasia.
Esta liberalización, debe en primer lugar aplicarse a la
"eutanasia pura", que reemplaza simplemente la causa de una
muerte por otra, luego a la eutanasia de los enfermos incurables
que piden con insistencia ser librados de sus sufrimientos, y
finalmente a la eutanasia de los deficientes mentales. La
decisión de proceder a la destrucción, tomada por
un Comité de Liberalización, se funda en un deber
legal de compasión. La eventualidad de una decisión
tomada por error, casi no preocupa a los autores. Hay tanta gente
que muere por error que una persona
más o menos no pesa en el balance…
El psiquiatra Hoche, por su parte, desarrolla toda una
argumentación dirigida principalmente a justificar
medicinalmente el homicidio de
discapacitados mentales. Para ello coloca a estos últimos
en el mismo nivel que los seres irracionales. Según Hoche,
los discapacitados mentales no pueden consecuentemente atribuirse
un derecho subjetivo a la vida, y los caracteriza sin dudar de
faltos de existencia y de seres vacíos que representan una
carga para el Estado y deben ser eliminados.
La responsabilidad directa de estos universitarios en la
elaboración y puesta en ejecución de los programas de
exterminación de discapacitados, adultos y niños,
no deja ninguna duda. De esta manera, abrieron ampliamente la
vía al holocausto y a la banalización del "don de
la muerte" por motivos políticos o
ideológicos.
Con la llegada del nazismo al poder, se desencadena en
Alemania el mencionado debate público sobre la eutanasia
en la revista Ethik donde los diferentes protagonistas toman la
palabra. Los partidarios de la eutanasia -entre los cuales
destaca un teólogo llamado Rose-, se refieren
frecuentemente a la obra de Binding y Hoche. El mismo Hoche
interviene reiteradamente en la discusión hasta en sus
mínimos detalles que la Administración y el Estado nazi asumen sin
recelo prepararando a los burócratas, a los médicos
y psiquiatras no solamente para la aceptación, sino
también para la ejecución de las muertes en masa a
partir de 1939, cuya concepción de la eutanasia, muerte
dada intencionalmente reputada por medio de técnicas
médicas (Sterbehilfe), tienen su origen y desarrollo sin
lugar a dudas en la Tötung de Binding-Hoche, entre otras
acepciones del vocablo utilizadas por los nazis en innumerables
ocasiones.
Anexo.
Ofrecemos en extracto una breve descripción de "Los olvidados del
nacionalsocialismo", de José Antº
García Marcos, Psicólogo clínico, XXXV
Premio de Historia de la
Medicina (Fundación Uriach. Barcelona. España) :
La medicina sin rostro humano: "eutanasia" y experimentos
médicos durante el Tercer Reich (Medicina & Historia,
nº 1, 2005, cuarta época), que a esas víctimas
olvidadas, que no tienen voz va dedicado este artículo en
el día de la memoria del genocidio judío (27 enero
2006).
Auschwitz se ha convertido en el símbolo de la barbarie.
Una fábrica diseñada para que las SS hitlerianas,
que llegaron a controlar el poder del Estado por medios
democráticos, exterminaran a todo un pueblo. Los
conocimientos científicos, industriales, organizativos,
ideológicos, propagandísticos, burocráticos,
de transporte,
etc … se pusieron al servicio del
objetivo de hacer desaparecer al pueblo judío.
Los crímenes cometidos en Auschwitz, por su magnitud, no
son actos de barbarie que atañen solo al pueblo
judío, sino que afectan a la humanidad en su conjunto. Por
eso, organizaciones internacionales como la ONU o la Unión
Europea han declarado el 27 de enero, aniversario de la
liberación de Auschwitz, el Día Internacional de la
Memoria del Holocausto y la Prevención de los
Crímenes contra la Humanidad.
En la Alemania nazi, antes de que se produjera el holocausto
judío, hubo un plan minuciosamente elaborado para el
exterminio de los enfermos mentales que los psiquiatras
consideraban que no tenían posibilidad de curación,
la practica de la "eutanasia" en cámaras de gas; el
llamado "Programa Gnadentod", "Muerte Compasiva" o "Muerte
Dulce", la aplicación de la eutanasia, ideado por Hitler a
partir de 1933 y aplicado mayormente de 1939 a 1941, y en
años posteriores antes del fin de la IIª Guerra
Mundial con el fin de eliminar a discapacitados, "vidas sin
valor" (unlebenswertes Leben), en Alemania y sus territorios
anexados. Dichas vidas sin valor eran aquellos "enfermos
insanables" (unheilbar Kranken), es decir, entre otros,
minusválidos, disminuidos psíquicos y enfermos
mentales. Este programa fue llevado a cabo por la Comisión
para la Curación y el Cuidado del Reich organizada por
Heinrich Himler y supervisado por el Reichsleiter Philip Bouhler,
director de la Cancillería, y el doctor Karl
Brandt.
Adolf Hitler legitimó el programa de "eutanasia"
autorizando el genocidio judío mediante un breve texto que
fechó con el inicio de la IIª Guerra Mundial, el 1de
septiembre de1939, contra los enfermos mentales incurables.
El holocausto judío, fue perpetrado por las temibles SS, y
el programa de "eutanasia", fue pensado y ejecutado por
catedráticos de psiquiatría, por directores de
manicomios y por médicos que tenían la misión de
abrir la llave del gas mortífero. Adolf Hitler
insistió en que la "Gnadentod" debía ser aplicada
por médicos y en instituciones sanitarias. Seis manicomios
estatales vieron transformarse sus salas de curas en
cámaras de gas y de aquí los cadáveres eran
llevados a hornos crematorios. El manicomio de Hadamar, una
pequeña ciudad cerca de Fráncfort del Meno,
representa para los enfermos mentales lo que Auschwitz para los
judíos, asesinatos en masa y exterminio de los
considerados indeseables ("Erbfeinde").
Con la "Aktion" T4, nombre encubierto que recibió el
programa de "eutanasia", se facilitó que el personal
sanitario y los instrumentos de la matanza (cámaras de gas
y hornos crematorios), se instalaran en los campos donde
comenzaría el exterminio de gitanos y judíos.
Si Auschwitz debe ser transmitido a las nuevas generaciones para
evitar su repetición, Hadamar debería formar parte
de las enseñanzas que reciben los futuros médicos
en las facultades de medicina. Ningún pueblo como el
germánico, incluyendo también a Austria con el
nazismo, mostró tanta insaciable brutalidad contra
judíos y enfermos mentales. De este modo, los psiquiatras
alemanes justificaron el exterminio de los enfermos mentales del
cuerpo de nación
("Volkskörper").
Documentación.
En este apartado desarrollamos el estudio basado en la
bibliografía de "La exterminación de los enfermos
mentales y disminuidos : las primeras cámaras de gas"
("L'extermination des malades mentaux et des handicapés:
les premières chambres à gaz") de Dominique
Natanson que en "El Holocausto : un crimen contra la humanidad"
(Mémoire Juive et Education. Des textes, des
témoignages, des documents sur la Shoah. 2005), nos ha
servido para describir las corrientes que estudian el holocausto
a través de la historia más reciente y que ahora
nos permite describir el horror en los frenopáticos
alemanes.
En Alemania entre la Iª y IIª Guerra Mundial, como
hemos dicho en repetidas ocasiones, el jurista Karl Binding y el
psiquiatra Alfred Hoche desarrollaron las ideas que iban a
conducir a justificar la destrucción de vidas sin valor
para la sociedad. Esta concepción, que se inspiró
en la eugenesia de Francis Galton y el darwinismo social condujo
a la exterminación de alcohólicos,
epilépticos, psicópatas, enfermos inválidos
e incurables.
A través de los medios de
comunicación de la época, la radio y prensa escrita,
los nazis sugirieron a los alemanes concebir y admitir la
eutanasia, justificando la muerte de personas incapaces de
desarrollar un trabajo y que
consumían los recursos de la
nación,
situación que se hizo insostenible cuando la Alemania del
IIIer. Reich entró en guerra.
Los cálculos estadísticos en que basaban sus
afirmaciones se referían a que un enfermo mental costaba
diariamente al Estado unos 4 marcos, un criminal 3,5 marcos, etc
… (H.J. Gamm, Der braune Kult, Hamburg, Rútten una
Loening, 1962). La solución final fue empezar a eliminar
los costes mediante la aniquilación de los enfermos
mentales y los epilépticos.
Una circular del ministerio del interior alemán con fecha
18 de agosto de 1939 obligaba a los médicos y a las
comadronas a declarar los niños que nacían con
deformidades. A éstos se les mataría mediante
inyecciones de morfina o de escopolamina. Se creó un
comité para el estudio científico de las
enfermedades graves, hereditarias y congénitas para
analizar los modos de aplicación de la eutanasia reputada
por técnicas médicas (recordemos que fue a partir
de la orden de 1 de septiembre de 1939 firmada por Adolf Hitler,
que se autorizó a los médicos a proporcionar la
muerte de los enfermos incurables, según su
apreciación y que dicha operación de
eliminación de internos de los hospitales, manicomios y
frenopáticos que comenzó con el nombre en
código de la acción T4, acróstico de la
calle Tierganten, núm. 4 de la central en
Berlín).
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